Un relevamiento realizado por el Observatorio Económico y Social de la UNR analizó los nuevos comportamientos de los estudiantes que cursan en las diferentes carreras de las facultades dependientes de la Universidad Nacional de Rosario.
Los efectos de la pandemia COVID19 cambiaon por completo los hábitos de los estudiantes entre la virtualidad y la presencialidad. Pese a ello sólo el 12,2% de los estudiantes encuestados canceló su contrato de alquiler vigente y/o decidió no renovar la vivienda que alquilaba producto del cursado de la carrera. Mientras que el 42,6% continuó habitando el inmueble durante la cuarentena y el 35,6% mantuvo el contrato vigente pese a no estar viviendo en la propiedad locada
Durante el segundo semestre del 2021 la Universidad Nacional de Rosario volvió paulatinamente a la presencialidad, si bien fue dependiendo de cada carrera, muchas materias ya se pueden cursar de forma virtual o presencial. El formato “híbrido” (mix entre lo físico y online) sería lo que predominará el cursado durante el 2022.
El acceso a la vivienda en alquiler es un problema a resolver para aquellos estudiantes que vienen a la ciudad de localidades aledañas a Rosario, el déficit habitacional es una dificultad que no solo afecta estudiantes sino a toda la sociedad. Tras la sanción de la nueva ley de alquileres la oferta de viviendas en alquiler cayó considerablemente y es algo se siente de forma dispar en los diferentes segmentos de viviendas ofrecidas.
El estudio realizado indica que en el conjunto de estudiantes encuestados todavía no han sentido el pleno impacto de la nueva ley de alquileres. La razón es obvia, la mayoría de quienes ya se encontraban cursando sus estudios mantienen contratos firmados bajo la vieja normativa de alquiler. Por otra parte, es factible suponer que los alumnos no hayan ejecutado la totalidad de las búsquedas de vivienda, condicional a la modalidad virtual de dictado de clases que fue mayoritaria durante 2021.
Otro de los puntos analizados en el relevamiento fue el tipo de vivienda que alquilan los estudiantes, las cifras son contundentes el 81,37% de los encuestados alquila departamento mientras que sólo el 7,73% vive en pensiones. El restante 10,9% lo hace en casa de pasillo o bien casa al frente. El principal motivo del bajo porcentaje de estudiantes que vive en pensiones radica en los costos, en la actualidad el alquiler de una pensión estudiantil supera ampliamente los $12.000 que cuesta un monoambiente en alquiler en barrios como Echesortu o República de la Sexta. El 43,38% de los estudiantes que alquila en pensión lo hacen por no tener acceso o posibilidades de ingreso a un departamento en su llegada a la ciudad. El informe también destaca la modalidad en que viven los estudiantes, si lo hacen sólos en la vivienda que alquilan o bien comparten. Aquellos que viven sólos representan aproximadamente 73% del alumnado, el esquema de convivencia dominante es el de vivir sin compañía y generalmente en un departamento. La convivencia con familiares tiene mayor peso cuando la vivienda alquilada es una casa o pensión y cuando el alumno tiene una edad menor o igual a 22 años.
Los Corredores Inmobiliarios como garantía del cumplimiento de la ley de alquileres, contemplando que las pensiones no realizan contratos conforme a la ley 27.551, las condiciones en la contratación pueden variar. Tomando la totalidad de la muestra, 40,85% del alumnado alquila por dueño directo y 59,15% lo hace por inmobiliaria. El alquiler por dueño directo tendría el beneficio de abaratar costos en materia de honorarios y requisitos como contrapartida, el inquilino acepta quedar más expuesto ante cambios en las condiciones de contratación del dueño de la unidad.
La modalidad predominante de contrato por inmobiliaria ocurre cuando se renta un departamento, en tanto que en el alquiler de casas (pueden ser compartidas con el propietario) predominan los contratos por dueño directo. Nótese también que el grado de formalización de los contratos se encuentra en función de la edad de los inquilinos. Los alumnos mayores a 23 años tienden a establecer contratos por inmobiliarias en mayor proporción que aquellos con 22 años o menos. Este mismo grupo (menores de 22 años), enfatiza aún más el pago por parte de las familias como soporte económico al momento de solventar el alquiler en Rosario. Como conclusión el informe sostiene que los hogares que cubren los gastos por educación universitaria de sus hijos, tiene los suficientes recursos para mantener al menos a un miembro de la familia viviendo solo en algún tipo de vivienda, manteniendo todo lo demás constante (por ejemplo, nivel de precios). Aunque plantea la expectativa de que modificaciones significativas del precio de los alquileres (a la suba) como así también del costo de vida en la ciudad, puedan ser un factor de riesgo al momento de decidir la continuidad o no de estudios universitarios por parte de los alumnos.